Buenos Aires 2 -Sólo un punto de vista

Hoy les dejo las palabras de un alumna que hablan por si solas del evento (Buenos Aires 1 – El frío no congela el espíritu)
Sólo un punto de vista
Cada Gashuku es como una época de vanguardia artística, nos enseña permanentemente a ver las cosas de forma diferente. En éste, tuvimos nuestro momento de Claroscuro: el contraste de la guerra, nos enseña sobre la importancia de la paz.


Pero también, resalta la universalidad del ser humano, conceptos como la guerra, el amor o la familia,significan lo mismo en todas partes.


 También, estuvo presente el Cubismo, que elige representar la realidad desde diferentes puntos de vista simultáneamente.


Nos muestra que la profundidad pasa por otra parte (y no por la perspectiva única más común hasta ese momento).


Como el Ki. Con algunas historias de vida, alguna anécdota graciosa, Sensei nos dejó conceptos interesantes sobre la energía vital y su uso o abuso.


Podemos estar en mayor o menor medida de acuerdo. Pero a todos nos quedaron presentes tanto la idea, como las nociones básicas. A partir de ello, elegimos cuál de ellas nos gusta más, para cada uno armar su propia representación.


Cierro con el Puntillismo, que en lugar de dibujar y pintar, solamente superpone puntos de colores básicos con increíble paciencia. Logra que desde cierta distancia, se arme una imagen completa.


 Y así, Kata por Kata, nos vamos armando a nosotros mismos.




Domo arigato Sensei.

Ines – Unidad Buenos Aires

Buenos Aires 1 - El frío no congela el espíritu

Hoy, aquí en San Pablo hace 13 grados al medio día, momento que escribo este Café.
Es una masa polar que viene del sur y paso por Argentina, de dónde llegue después de inaugurar este fin de semana (01, 02 e 03 de agosto) “El  mes de la 2da Guerra”, la palabra de los japoneses.
Un frío terrible, con mínima de 2 grados y 7 de máxima. Fue el Gashuku (entrenamiento intensivo) más frío que me toco vivir en estos últimos años, según los argentinos, no siempre es así....un frío de estremecedor...
La gente de aquí dice que el día es frío, pero para quienes estuvieron allá, sería refrescante.
Lea las palabras de una alumna mientras se toma un café caliente:

El frío no congela el espíritu
El pronóstico había informado que el domingo comenzaría una nueva ola de frió polar en la ciudad, pero no lo sentí hasta que me levante para prepararme.
Deje listas mis armas y todas la cosas que tenía que llevar, mientras me vestía con mi uniforme pensaba en el audio visual que veríamos.
Cuando llegue al dojo, un grupo de samurais estaban firmes esperando, a pensar de las bajas temperaturas. No pude ver ningún kimono, solamente camperas gruesas, gorros y abrigos. El aire helado endurecía la piel, no podía sentir mis mejillas, pero el frío no congelaba el espíritu.
Transcurridos tres horas del documental, no puede hacer más que llorar, trate de disimular lo más que pude, pero estaba sentada en frente, y se hacía complicado.  
Cada relato era doloroso, ver como una madre sufría la partida de sus hijos para la guerra y luego quedar esperando en la orilla del río, el barco que los traiga de vuelta, fue duro.

Terminé con los ojos hinchados y pensando las consecuencias que trae la codicia humana, el ambiente de tristeza generalizado. Tenía que recuperarme rápido porque me quedaba todavía un largo día de entrenamiento por delante.

Después del duro momento y del almuerzo, comenzó el entrenamiento, el frío no se sentía hasta que comenzó a caer el sol.
Las horas pasaron rápido, si bien el cronograma era extenso uno siempre queda con ganas de un poco más, para aprovechar la fortuna que tuvimos con la visita de Sensei.
Cada minuto que viví con Sensei fue increíble, no puedo dejar de pensar en el audiovisual y en cada una de esas familias que sufrieron, quiero transmitir a mí familia y amigos la emoción que sentí, pero esto es algo que sólo se puede llegar a comprender viendo el video.
Agradezco a Sensei por haber venido a esta frías tierras y  haber traído el mundo oculto que no estamos acostumbrado a ver en la televisión.

Vanesa A. Loretta

Sorocaba sin querer

Por una confusión en mi agenda, terminé visitando Sorocaba el miércoles pasado.
Entre los alumnos que estaban allá ( en número mayor que la última vez) encontré un visitante. Un antiguo colega de Kendo.
Finalizado el entrenamiento, me sorprendí al oír al coordinador contándome que el miércoles no es día de entrenamiento, las clases son los martes y jueves.
Más sorprendido todavía al saber que los alumnos Sorocabanos dejaron todos sus compromisos para participar de esta clase. Mis disculpas y arigato por la agradable noche que pudimos pasar. Aprovecho para dejar hoy, algo de lo que sucedió, a través del relato de un alumno.
Fue sin querer, igualmente salió todo correcto

En el universo físico, quede completamente perdido por la rapidez de los movimientos. Intenté seguir el kata, al principio fue como una tortuga corriendo un leopardo. Pero sin   problemas, un paso a la vez. La tortuga también llega al mismo destino que el leopardo, es una cuestión de tiempo.
Entonces me sentí honrado de quedar junto con mi senpai mostrando lo que habíamos aprendido y recibiendo las correcciones.
Fuimos al fondo del salón, allí permanecemos hasta el final del entrenamiento. Miradas  desatentas podrían decir que apenas entrenamos Iai ese día. Será?
Siempre pensé en un universo dónde todos se respeten mutuamente, dónde cada persona se coloca en su debido lugar. Personas más bellas, con más sabiduría, respetada por los más jóvenes. Hombres respetados por sus mujeres, y mujeres respetadas por sus hombres. Naturaleza respetada por todos.
Nada forzado, así debería ser. Nadie buscando sacar provecho de nadie. Equilibrio. Armonía. Aquel momento de oro, aquellos pocos minutos, Sensei mostró que eso era lo que buscábamos.
En ese momento, era lo que todos estábamos aprendiendo. En ese momento, alguien pensaba lo mismo que yo pensaba. En ese momento, encontré mi lugar. Espero haber entendido bien...

Alumnos y visitante que iluminaron la clase

Momento de oro, sabiduría para vivir bien